La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible prevé la ambiciosa meta de reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico de aquí a 2020. Tengo la esperanza de que esta meta tome nuevo impulso gracias al Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011-2020. Los gobiernos han hecho grandes avances durante el Decenio de Acción en la adopción y aplicación de nuevas leyes de seguridad vial sobre factores de riesgo como el exceso de velocidad, en la remodelación de las vías de tránsito con infraestructuras de protección como aceras, y en la adopción de medidas para garantizar que los vehículos estén equipados con tecnologías que salvan vidas, pero es preciso que intensifiquen sus esfuerzos si desean alcanzar la meta 3.6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

 

Para lograrlo, los gobiernos deberán cumplir los compromisos que han asumido repetidamente a través de diversos instrumentos normativos y superar los obstáculos a los que se enfrentan, sobre todo el fatalismo, es decir, la idea errónea de que los accidentes de tránsito son fortuitos y no se puede hacer nada por evitarlos. También deberán revertir la tendencia a dar escasa prioridad a la seguridad vial en general y a centrar los esfuerzos en intervenciones que no siempre son las más eficaces.

 

En el presente documento, Salve VIDAS: paquete de medidas técnicas sobre seguridad vial, se exponen una serie de medidas clave basadas en datos probatorios que según muchos de los principales expertos mundiales en seguridad vial, así como sus respectivos organismos, son las que más probabilidades tienen de influir a corto y largo plazo sobre el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico. Son medidas relacionadas con el control de la velocidad, el diseño de las infraestructuras, la seguridad de los vehículos, las leyes y la vigilancia de su cumplimiento, la atención de emergencia tras un accidente de tránsito y el liderazgo.

 

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